sábado, 26 de septiembre de 2015

Si estoy con vos, juro solemnemente que no necesito nada...

Acostumbrado, equivocado
no veo el cielo, está nublado.

Apareciste sin que te buscara nadie no esperaba,
encontrarte ahí,


tal vez tu risa no tenía sombras no tenía cara,
fui todo lo que ví.
Me prestaste un beso, me prestaste calma, me prestaste
todo lo que me faltaba.

Nananana na na nananana.

Tenés la receta justa para hacerme sonreír,
Y todo el tiempo,
sabés lo que me asusta, sabés lo que me gusta estar con vos.
Me robaste el cuerpo, me robaste el alma,
Ya es tuya la voz, con la que antes cantaba.

Nananana na na nananana.
Nananana na na nananana.

Me quitaste el sueño,
Me quitaste el habla,
Pero si estoy con vos, no necesito nada. 




 



Desde Mar de Ajó a Nueva York. Por Corrientes, Córdoba, Uruguay, Gualeguaychú, Cataratas del Iguazú, Madrid, Burdeos, Nueva Orleans, París, Londres, Mar de las Pampas, San Clemente. Por casa, por casa ajenas, por teatros, por cines, por bares, por hospitales, por miles de plazas, por caminatas. Siempre viajando, siempre girando. Siempre haciendo los sueños realidad. Te amo.-

sábado, 1 de agosto de 2015

Un post de mierda.-

Sí, este es un post de mierda. Lleno de mierda para destilar y desparramar porque hoy estoy hinchada las pelotas. Y no tengo ganas de cuidar una putísima palabra. Siempre intentando buscar la palabra justa para que nadie se enoje, tratando de complacer para que nadie se enoje por miedo a las consecuencias, por miedo a que a alguien no le guste lo que en realidad quiero decir. Soy horriblemente mala para decodificar lo que el otro me quiere decir. Espantosa, casi siempre malinterpreto lo que quieren decir. No entiendo los tonos. Nunca. Y detesto que siempre sea "tu problema, a vos te molesta". Saben qué? Me cansé de escuchar a todos con sus problemas, con todas las cosas que tienen para criticarme. Podría empezar a criticarlos a ustedes, en vez de entender tanto. Antes era así, pura explosión, re calentona. Con el tiempo aprendí, que claramente no me servía ser así y me volví complaciente. Y cada vez que digo algo que me enoja, no me banco que el otro se enoje con lo que tengo para decirle, porque yo (aunque no se note) entiendo y después me enojo. Hago lo imposible para que no se enojen y trato de arreglarla para que no se enojen. Pero todos cuando se tienen que enojar conmigo les importa un pito cómo me siento y se enfocan en su puto enojo. Y tiran la pelota. "Ella se fue del grupo". Su problema. "A vos te molesta." Su problema. Sí, soy pesadísima con las cosas que me duelen, insoportable diría. Y trato de entender tanto las relaciones humanas que me agoto y agoto. Es verdad, lo que dijo Adri de mí, nunca soy libre, nunca me dejo fluir. Saben por qué? Porque sé lo terriblemente hiriente que puedo ser cuando quiero. Cuando no pongo un puto filtro. Y además porque vivo pensando en los demás. Tengo esa espantosa sensación de que nadie me aceptaría con todos mis defectos sin filtros. Quizás porque cuando era chica, nadie me aceptó cómo era. Era gorda, nerd, sensible. A nadie le gustaba. No era lo que se dice popular. Era miedosa. Muy miedosa. Insegura. Y siempre que decía algo, me dejaban afuera. "Qué hacés en la foto? Quién te invitó?" Así de choto era todo. Entonces convertí todas esas debilidades en fortalezas. Pero la inseguridad nunca se me fue. Y nunca es suficiente porque no se puede complacer a todo el mundo. Sigo teniendo marcado que los enojos, no quedan en enojos, quedan en charlas y análisis y rencores. Que un error mío puede ser una gran pelea y me esfuerzo al máximo para que eso no pase. Por eso, cuando se me suelta la cadena, al toque me arrepiento. Porque sólo dije lo que pensaba en ese momento, desde el enojo. Creo que por eso, en parte, me pongo tan mal cuando Santi deja fluir todo su enojo. Porque bien en el fondo si pudiera haría lo mismo que él. Y la verdad, encarrilar su enojo, es doble trabajo para mí. Porque como ven, yo todavía no sé qué hacen con él.

lunes, 27 de julio de 2015

Tú, mamá, tú!

Esta frase la empezó a decir Santi y no sabemos muy bien qué quiere decir. Al principio, lo decía desafiante. Ahora pasó a ser el siguiente diálogo:
-Tú, mamá!
-Sí, mi mamá está en mi casa.
-Tú, mamá, tú!
-Sí, mi mamá es tu abuela y está en su casa.
Pongo la tilde porque el acentúa el tú con un impetu!!!!! Así lo que parecía un insulto la primera vez que lo dijo por la forma en que lo dijo, al carecer de sentido alguno, se transformó en un juego de palabras con el cual Santi se divierte mucho.
Me encantaría que todo fuera así de fácil como este ejemplo. Pero la realidad es que no. A veces, las cosas se ponen difíciles. Porque el chiquito salió perseverante. Su lema de vida es persevera y triunfarás. Desde bien chiquito se le notaba. Tenía 4 meses y no podía rodar ni sentarse bien. Hacía un esfuerzo sobrehumano desde los 3 para lograrlo, se ponía loco porque no le salía. Yo lo miraba atónita porque podía estar un tiempo largo quejándose pero sin dejar de intentarlo. El pediatra me decía que no interfiera, que era bueno que él tuviera sus pequeños fracasos diarios. Efectivamente, resultó. Se sigue enojando cuando no le sale pero menos que antes. Se anima a hacerlo solo y se resiste a pedir ayuda. Porque sólo si sabe que lo puede hacer solo, te va a pedir ayuda. Otra de sus características es su energía y su hiperactividad. De bebé, lo ibamos rotando de lugares porque se aburría y lloraba. Imaginen las posibilidades de hacer algo si ni siquiera podía gatear. Fue un poco agotador y desarrollo algo de mi creatividad, les juro. Trepa que es una genialidad, rara vez pierde el equilibrio, tiene una perspectiva y un manejo de su cuerpo asombroso. Excepto cuando juega con otros, porque como a él todo le importa un pedo básicamente, entiende que a los demás también, pero siempre desde el cariño.
Todas estas cualidades hacen de Sancho un nene feliz, sano, dulce, deportista, extrovertido, ocurrente, libre. Casi nunca pasa desapercibido en ningún lugar. No tiene miedo a nada. Derrocha amor. Sin embargo, al momento de poner límites, es un tema. Porque es temperamental y no se rinde. Es vivo y sabe leer la personalidad de quien lo reta. Y cuando salimos, se excita. Todo es alegría, todo es emoción al mango. Pero hay que parar en algún momento. La mejor parte es cuando grita, patalea con sus 18 kilos y la gente te mira con cara de orto como debo admitir que yo alguna vez miré. Como dije en posts anteriores, me pesa mucho la mirada ajena. Así que poco a poco voy logrando meterme en mi burbuja cada vez que eso ocurre y concentrarme en lo importante: educar a mi hijo. Para convertir cada situación en un aprendizaje. Porque hay que hacerse cargo..Porque no sólo hay que recalcarle lo malo, hay que enseñarle a autoregularse.Y a mí también...
Sí, tú, mamá!

miércoles, 22 de julio de 2015

Qué ves cuando me ves.-

Bienvenidas, vacaciones!!!!! Finalmente, llegaron. Aunque hubo un receso en el medio, eran necesarias estas vacaciones de estar en casa, de hacer mandados, de ocuparme de las cosas que nunca puedo, de salir con Santi sin tanta locura rutinaria, sino siguiendo su propia locura que vale decir no es poca.
Desde la última vez que escribí, no sé si cambió mucho el panorama, pero sí cambió mi mirada. Estoy más tranquila (dentro de lo que significa la tranquilidad para mí, no?) , menos enojada y un toque más resignada con respecto a algunas cosas. Es lo ideal? No creo. Pero ayuda a sobrellevar mejor lo que no tiene posibilidad de transformación. Al menos, por el momento. Por ende, me dejo llevar más por la alegría y las ocurrencias de Sancho aunque a veces, me saque de vicio. Sin dudas, es mucho más divertido.
Para sumar más caos a la montaña rusa de esta loca familia, adoptamos a Pancha. Pachi, como ayer le dijo Santi. Fue inesperado no sólo por el momento sino por el impulsor de la idea. Analizando, eran más pros que contras. Amor no falta. Y Lucy también necesitaba una compañía para todas las horas en las que estamos ausentes. Es una negrita hermosa, con carácter y juguetona. Si lo pienso bien, estamos un poco locos porque seguimos sumando responsabilidades. Sin embargo, lo vimos como algo que puede sumar. Como más amor para dar a alguien que lo necesita. Lucy la cuida y la persigue porque es más pesada que collar de heladeras y Sancho está enamorado. La acaricia con suavidad, le juega. Un amor.
Esta llegada me hizo acordar a algo que le pedí a mi marido que escriba para mi blog. Lo iba a usar para otra entrada pero realmente creo que describe a la perfección mi día a día. Debo decir que es mi mejor observador y que cuando lo leí por primera vez, me reí mucho por el detalle con el que describió no sólo mi personalidad sino un día cualquiera en mi vida. Aquí va! ( Les dejo su blog para que se pasen cronicasetereas.blogspot.com ) 

Hace unas semanas le pedí a mi esposa que si tenía ganas y tiempo me escribiera algo para el blog. Los que sea. NO importaba la temática, o si no tenia nada que ver con las anteriores entradas mías. Yo quería algo de ella.
Le costo un poco y a los pocos días me paso por Word el texto que había escrito. UN texto muy lindo donde hablaba un poco de sus mambos en cuando a fiaca vs. Responsabilidades y de cómo a veces no la ayudábamos, ni el niño ni yo. Yo especialmente.
La cuestión es que por este pedido que le hice a Vanina me metí en un brete. Ahora viene el pago en retribución. Ayer me comento que quería que yo le escriba algo. Una tarea sencilla, pensaran. Pues no. Me pidió que le escribiera un texto donde yo le contaba a alguien como es ella. Que la describa así la otra persona se puede dar una idea de cómo es. MI pregunta ingenua fue: te describa todo, todo? Como si le contara a alguien como sos? Lo bueno y lo malo? La respuesta fue clara: - si.
Si me preguntan esta es una tarea titánica, solo para aguerridos y personas sin miedo... a nada. Por qué? Porque es complicado a veces describir a una persona que primero y principal, vive con vos todos los días. Y se preguntaran, no es más fácil así? No. Porque también tengo que convivir con ella después de haberla descrito, y si encontró algo que no le gusto, o algo que no valore, o algo que le hiere el orgullo? Estoy exagerando, Vanina no es tan mala. A veces.
Vanina es complicada a veces. Cuando hablamos de cosas serias, a veces le molesta que piensen distinto que ella y se enoja. Pero eso es común en casi todas las personas. Tiene un carácter fuerte, muy fuerte cuando se enoja y pierde los filtros. Puede llegar a decir cosas muy hirientes. Pero eso también es común en muchas personas. Cuando se enoja no puede parar de maquinar, le cuesta poner una pausa para poder tratar de pensar mejor las cosas. Es testaruda, mal hablada, y hasta el punto que a veces es insoportable. Es desordenada con sus cosas. A veces deja pilas y pilas de ropa en una silla, pero si me olvido de levantar algo, no lavo los platos o desatiendo algún que hacer, hace planteos tales como “vos acá nunca hacés nada”. Lo malo es que también es hiperactiva, siempre con el culo inquieto hace todo, todo, todo, incluso las cosas que te pidió que hagas y después también te reclama que no haces nada. Pero esto, también es común en todas las esposas.
Qué es lo que hace a Vanina, Vanina. Es desinteresada, siempre va a ver lo bueno de las personas, a pesar de que estas le estén pisando la cabeza. Le gusta estar encima de la gente, preocupándose, viendo que siempre estén bien y haciendo lo posible porque así lo estén. Ama profundamente a su familia. NO es buena cocinera, pero siempre se esfuerza por hacer lo mejor para nosotros. Es alegre. Es despistada. Nunca se acuerda de las pelis que vimos o de episodios de la vida misma. Pero sí se acuerda de si hice o no hice algo. Ama muchísimo lo que hace, y se esfuerza cada día por dar lo mejor para sus chiquitos. Necesita que la feliciten o le demuestren lo necesaria e importante que es. Es dedicada con todo, con su trabajo, con la casa, con su familia, con nosotros. Es una buena amiga. Es comprensiva. Y se banca todas. A veces demasiado, yo le digo que no es bueno que siempre se guarde todo. Si yo me enojo por todo, que me lo diga antes o después no hace la diferencia, no? Le gusta leer, le gusta viajar, le gusta las películas y pasar tiempo con la gente a la que quiere. Lo que no sabe es manejar los tiempos para hacerlo. NO puede dejarse llevar, ser libre.
UN día de Vanina es. Dormir todo lo que se pueda. Y si es más mejor. No siempre tiene un buen humor a la mañana. Mejor dicho. NO tiene un buen humor a la mañana. En vez de ir preparando las cosas por etapas hasta tener todo listo para dedicarse a despertar a Sancho. Medio prepara todo, y después está corriendo buscando todo lo que falta a último momento. Con mucho cariño y esmero viste a Santi, le da el desayuno y lo lleva al jardín. Allí se encuentra con otras mamás con las que compartir su día a día y sus penurias de ser mamá. Siempre le gusto y quiso ésto, saber que no es la única loca o que solo a ella le pasa lo que le pasa. Además de que le encanta compartir tiempo con otras personas. (Algo que nunca voy a entender). Luego de dejar al niño corre hasta el laburo porque no le gusta llegar tarde, ni justo. Necesita llegar 10 minutos antes porque así le da tiempo de preparar sus cosas y estar lista para las clases. Con mucho esmero enseña a sus alumnos dejando todo lo que su paciencia puede. Viendo cada detalle. Conociendo en profundidad las cualidades de cada uno sus alumnos, a pesar de que son como 90 creo. Pero cuídense de cuando la paciencia se acaba y explota. Es buena compañera.  A veces es despistada o no sé si es que no quiere ver la verdadera persona de las personas, se confía y termina perdiendo. NO le gustan los chismes y que traten mal a otros. Sobre todo cuando no se pueden defender o son buenas personas. Pero no puede exteriorizar o le cuesta decir lo que piensa por miedo al que dirán o por si le trae consecuencias futuras. (Lo que le pasa a la mayoría de las personas) lo que no entiende es que se condiciona la vida,  y el tiempo y las ganas que le pone a todo lo que hace. Cuando viaja, aprovecha para leer o si puede escuchar radio. Ya no tengo una referencia de que música escucha en realidad porque se mixo conmigo. Y se volvió muy variada. Escucha metal, rock, pop, bizarreadas o canciones de nenes. Llega a casa de la mamá para buscar a Santi siempre con la esperanza de que la reciba al grito de  “mamaaa” y con los brazos abiertos. Sintiendo que es la recompensa a un día complicado. Escucha a su mamá, conociéndola de pe a pa. Aconsejándola. Ayudándola. Esos minutos que pasa tomando mate con la madre es lo que más le gusta. Porque siempre la extraña y la ama muchísimo. A pesar de que no se lo diga todo el tiempo. Ella tiene una relación de amor odio  con todo. NO quiere que le rompan las bolas, pero quiere que le estén encima, luego vengo yo a buscarlos para ir a casa. Ella se aguanta muchísimo empezar a contarme de sus día por miedo a atosigarme de cosas. Pero no se aguanta mucho. Habla con tanto amor de sus chicos. Con tanta bronca de las injusticias que ve. Y con muchísima pasión de temas triviales como los chimentos de la tele. Cuando llegamos a casa la charla sigue. A pesar de que me conecto a mis dispositivos electrónicos. Ella me habla, pero no de cargosa. Quiere compartir, tiene mucho que compartir. Y espera que yo haga lo mismo. Lo que ella nunca se da cuenta es que mientras su vida se ve de colores la mía es siempre gris hasta el momento que llego a casa. Nada interesante puede pasar en un trabajo donde se repite lo mismo día a día. A pesar de que me gusta mucho lo que hago. Entonces, intenta llamar mi atención y queriendo que me desenchufe para poder compartir algo en familia mientras yo sigo viendo si el nivel de mi Spiderman es el correcto para pelear con Wolverine en el juego de marvel de la tablet. En el mientras ella prepara el mate, cambia a Santi y si ya había pensado que ibamos a comer, empieza a sacar cosas de la heladera para descongelar. Me habla, y como no tiene alguna respuesta No monosilábica mía, sigue. Acomoda las cosas de la habitación, ve si hay algo de ropa para lavar o descolgar y deja entrar a la perra. Ese amor que tiene con ese bicho insoportable nunca lo voy a entender. Porque a veces solo la entra para retarla. No la saca a pasear, se olvida de limpiarle su lugar o abrirle la terraza. NO es tan metódica como puedo ser yo a veces que ya tengo una serie de cosas planeadas. Pero a veces es por despistada más que por poco interés. En fin. Entre medio de corregir, ordenar un poco, fijarse que la perra no toque nada, preparar la comida, servirme mate y jugar con Santi. Intenta otra vez entrablar una conversación conmigo. Es importantísimo para ella comunicar y obviamente recibir respuesta todo el tiempo. A diferencia de mí que solo me gusta hacerlo a veces.
Bien mi periodo de conexión termino así que voy a lavar las cosas que no se lavaron de ayer, pero ya lo hizo ella. La ropa? Ya lo hizo ella. Abrir a la perra? Ya está, cocinar? Listo. Si si. Muy tarde lo mió. Pero yo funciono de otra forma. Si? Entonces. Ella se ocupo de todo. Intento comunicar, no recibió respuesta y arregló todo. Y seguro esta molestisima y hierve de rabia. Pero no me lo va a decir por miedo a que me enoje. Y obvio que me voy a enojar, a nadie le gusta que le digan lo que no hace. Pero eso no quita que tenga razón. Así que el que yo me enoje no debería ser su impedimento de contarme las cosas que le molestan, pero así lo hace y se lo guarda. Hasta que un día finalmente explota.
Seguimos. Juega con el nene, corrige y cocina. Se baña y se pone linda (más linda) y trata una vez más de hablar conmigo. Porque ella es muy perseverante. Consigue alguna que otra respuesta quizás menos monosilábica. Pero no le basta. Así que pergenia en su mente temas de interés en los cuales pueda conseguir que yo pueda expresarme con mi lógica irrefutable, o con argumento en los que pueda usar muchísimas palabras. Porque sabe que me gusta ese tipos de cosas. Y al menos consiguió que hablara un poco más de algo y deje de estar conectado al celular-tablet-televisor. Y eso la deja satisfecha.  Chequea los mensajes del grupo de padres, siempre es importante no perderse de nada para seguir en tema. Habla cos sus amigas para no perder contacto. A pesar de que pienso que son todas unas dormidas y que ella es la única que se preocupa por no perder su amistad. Con miedo a molestarme me da algunas indicaciones para limpiar, lavar o acicalar al nene para ir a dormir. Consigue unas miradas y gruñidos míos que le da más razón para pensar que me molesto. Pero logra el cometido esperado. Hago algo.
Nos acostamos. Me abraza esperando que mis brazos reconforten un poco más lo que fue su día, pero solo reciben una luz fuerte de la tablet. Cuando se da vuelta para dormir. Siente mi cuerpo calentito abrazándola. Se siente feliz, se duerme y ronca como un tiranosaurio rex. Pero duerme al fin..

domingo, 24 de mayo de 2015

Nada nuevo bajo el sol.-

30 de Abril de 2015.


Hoy podemos decir que la crisis parece haber pasado (me imagino en este momento a Adri pensando: “Por fin!”). Mamá volvió a cuidar a Santi, lo cual de alguna forma u otra nos organiza. Es como que mamá es sinónimo de “yo me encargo”. Y sí, es así. Ayer pensaba y comentaba preocupadísima con mis compañeras:
-“Ay! Santi se va a enfermar. Lo mandé desabrigado porque él transpira mucho y mirá cómo llueve ahora!!!!” (Todo en un todo desesperado).
Hasta que alguien me paró y me dijo:
-“Gorda, quién va a buscar a Santi hoy?”
-“Mamá, mamá.”
-“Listo, no te preocupes lo va a buscar tu vieja, se las va a arreglar.”
-“Pero, pero no tiene piloto, y no pasa por casa porque..”
-“Gorda, es tu vieja. Lo mete en un taxi y se lo lleva.”
Dicho y hecho. Y fin del problema.
También hoy comí un cuarto de libra, lo cual parece irrelevante pero le produjo satisfacción a mi ADG (=Alma de Gorda) y me fui contentísima como pibe con chiche nuevo a mi última clase del día. Además, fue en buena compañía y eso en estas épocas turbulentas, suma. Y mucho.
Santiago está encaminado. Ya me recibí de madre hincha huevos pero me saqué la duda de cómo estaba en el jardín. Claramente, baba x 500 cuando me dicen, con gesto despreocupado, que es un bombón, que es re mimoso y que se hace el boludo y pone cara de pícaro cuando se está por mandar alguna. 

Hoy pasó casi un mes de esto que había empezado como una entrada y quedó trunca por, obviamente, falta de tiempo. Cuando lo leí, me sorprendí de lo contenta y alegre que estaba. En contraste con la cara de orto de este momento. Si hay un adjetivo que me definió a la perfección en estos ya casi 30 años de vida fue el de ciclotímica. El segundo, por momentos, es hiperactiva. Hoy creo que tengo la ciclotímia prácticamente inyectada en la sangre. Seguidas por paranoia, angustia, irritabilidad. Hace tiempo que no sentía un año tan, tan insoportablemente insoportable. Mi objetivo no son las vacaciones de invierno, es fin de año. Y estamos en Mayo. Mayo. 
Todo ésto surge de haber cruzado dos líneas poco convenientes: la de la concienca y la de la hiperactividad. Cuando te das cuenta que las cosas podrían ser mucho más fáciles o menos complicadas al menos, y te enroscaste en un baile con giros, piruetas y todos los trucos posibles, te das cuenta que sos una pelotuda. Una vez me dijeron la diferencia entre el boludo y el pelotudo es que el boludo no se da cuenta de lo boludo que es en cambio el pelotudo lo sabe y lo sigue haciendo. Es como si hubiese convertido de boluda en pelotuda en un abrir y cerrar de ojos.  A todo ésto le sumamos cansancio que en mí tiene un efecto devastador. También le agregamos el condimento de la culpa, el cual definitivamente amerita un párrafo aparte.
La culpa en mí existió siempre como la autoexigencia. Casi van de la mano. Incluyendo la mirada del otro, que inevitablemente para mí tiene muchísimo peso. El único progreso que he hecho al respecto en este último punto fue decir lo que pienso ( no siempre, no en todos los casos, pero subimos a un a veces). Ahora les pasaré a contar cómo está funcionando actualmente este conjunto de elementos. 
En unas semanas viajamos con Adri, sin Santi. Una segunda luna de miel. No sé si merecida o esperada. Pero llegó, se pudo hacer. Casi superé la culpa de dejarlo y su personalidad independiente y despreocupada suma puntos. No son tantos días. Hasta ahí vamos bien. El tema es que más allá de este viaje del cual estoy infinitamente agradecida a la vida (y a mi marido, claramente) por hacer, tengo (o siento) muchas razones para estar del culo. Me siento culpable y siento que todos me deben mirar con cara de "De qué se queja ésta?". Y sí, tienen razón. Tengo una familia hermosa, un marido extraordinario, un niño maravilloso que me sorprende con sus gestos más puros, una madre que me escucha y me hace la merienda todas las tardes y me ayuda en todo lo que puede y más, una suegra que siempre está presente y que es lo más dulce que vi, unos amigos que bancan mis ausencias. Si me estuviera mirando, diría que me estoy quejando de llena. Sin embargo, siento que el sistema me consumió, me chupó y me está quitando de disfrutar de todas estas buenas cosas de la vida. Una amiga me dijo hace un tiempo: "Cuando uno no está conforme con algo de su vida que lo hace infeliz, no puede ver nada positivo." Le dio en la tecla. Es totalmente cierto. También me siento mal por no haber entendido lo suficiente a ciertas personas. Resumiendo, es un círculo vicioso que me ahoga y me hace preguntar cómo llegamos a toda esta falta de tiempo, a tantas exigencias, a toda esta tecnología que debería simplificar y al mismo tiempo no nos deja cortar nunca.
En fin, será la crisis de los 30. El "síndrome de cabeza quemada". Estrés. La única certeza es que el poder de cambiar su realidad lo tiene cada inividuo. En algunos casos, no se puede lamentablemente. Veremos que hasta dónde llega mi poder...

lunes, 13 de abril de 2015

Run, Forest, run.-

Como ya saben, esta frase es la que mejor representa mis días. Ahora, un poco más. Mamá se esguinzó, quién cuida a Santiago, ya el año empezo con todo lo que eso implica (pruebas, actividades), vinieron los feriados ("Nos juntamos????!!!!", cumples, comidas, plaza), la casa está ausente (solo queda con nuestra guardiana Lucy in the Sky) y así. Toneladas y toneladas de compromisos, responsabilidades y obligaciones. Esto no quiere decir que no disfrute ni esté agradecida con mi vida ni que quiera ser una antisocial (como parece mi marido). Pero, honestamente, hoy, hoy, hoy. Estoy agotada, inflada, agotada, agobiada, insoportable, estresada. Por más que quiera enfocarme en lo positivo no puedo. Fue como cuando el sábado le digo a Adri antes de ir a un cumple..
-"Menos mal que me dijeron que se hace en la terraza así me llevo abrigo. Porque si tengo frío, me pongo insoportable."
-"Te ponés insoportable si hace frío, si hace calor, si tenés algo para hacer, si no tenés nada para hacer, si te mandan mensajes, si no te mandan mensajes, si hay paro, si no hay paro, etc, etc"
Lo peor de todo es que tenía razón! Y sí, estoy imbancable, no me soporto ni yo de tanta queja que va por mi cabeza, pero les juro que no doy más. Estoy sobrepasada. Y no es el chiquito. El chiquito es un divino. Terremoto pero un divino. Está más grande, un placer. El problema es el tiempo. No sé cómo es que llegamos a vivir así. Quizás es la ambición, no sé. Tampoco ganamos millones. La sociedad. No sé en qué depositar esto. Yo voy por la vida así últimamente...



Adri, a su derecha, concentrado, ocupándose de algo importante. Vanina, en el centro, intentando socializar y al mismo tiempo, cuidando de la seguridad del chiquito. Santiago, a su izquierda, el chiquito, pensando "Qué hay allá? Go, go, go!!!!".





Bueno, y así, vamos. Siempre, o casi siempre, me lo tomo con gracia. Como la sal de la vida. Hoy, chicos, no sé. Tengo muchas presiones. Voy a dejar que la nube negra descargue toda su ira y el agua, como suele suceder, se lleve toda esta mierda a la cual no sé muy bien qué nombre ponerle. Cansancio, estrés; ponele. Mientras...voy a seguir corriendo por ahí.

viernes, 20 de marzo de 2015

Puerperio infinito.-

Dicen que el puerperio puede durar dos años. Honestamente, hasta ahora nunca había sentido ese desprendimiento que siento ahora. Fui a trabajar con culpa, he salido con culpa; pero nunca sintiendo nada más que eso. Estos últimos dos días sentí que me excluyó de su mundo. Puede parecer estúpido y hasta ridículo; pero no siempre los sentimientos se controlan. Suelo tener un filtro importante para no largar mis emociones como una catarata porque sino la vida de esta familia sería un caos. Sin embargo, hoy las lágrimas fluían a toda hora, sin control. Sentí que no me necesitaban. Porque realmente, (aunque odie admitirlo) Adri es un super papá. Más cuando no estoy. Y eso de lo que debería estar tan orgullosa, me hizo sentir reemplazable, poco importante. Respeto muchísimo su lugar de papá, pero no me cambien! Y, al mismo tiempo, me sentí culpable porque anhelaba que tuvieran este tiempo para ellos solos y que Adri formara parte de su círculo en el jardín, y lo único que hice hoy, fue prácticamente echárselo en cara. Por lo tanto, fui sumamente egoísta, lo que me hizo sentir aún peor. Así se armó una bola de nieve sin control en la que los sentimientos estaban identificados, la teoría estaba clara pero, de todos modos, la balsa se desbordaba por todos lados. Creo que es parte de crecer, de que los roles vayan cambiando, de sufrir porque Adri vuelva a trabajar y saber que ya no va a poder estar tan presente, de que este Adri de vacaciones me encanta y me enamora, porque está pilas, porque está activo, porque me enojo menos aunque él crea que no. Por ende, en realidad es como que me desprendo de los dos. No de uno sólo. Y ya es momento de asumir y entender que las personas no están con otras porque se necesitan sino porque se eligen, y esa "necesidad" no es sana si dependemos de los otros. Aunque en el fondo, quisiera ser como mi mamá y que todos dependan de mí (porque debo admitir que soy controladora); sé que esta realidad de estos dos super hombres independientes es lo más sano que podría pasar. Por eso, lo elegí y por eso lo crié así.

jueves, 19 de marzo de 2015

Las idas y vueltas.-

Que sí, pero no. No, no, dejá; pero sí. Hoy es un día así. Un día :"Estoy super bien!!!". A los dos minutos: "La vida y la puta que lo parió!" Como dice Adri, hay días y días. Días en los que estamos agotados, días en los que estamos más presentes y otros en lo que sólo nuestro cuerpo está, y nuestra mente divaga y vuela alto o muy bajo. Ahora a las 23.15 de un jueves habiéndome levantado 5.45, me pregunto cuán presente estoy en la vida de Santi últimamente. Después de ese maravilloso verano, super pegoteados, siendo cómplices, abrazados cruzando Acoyte bajo la lluvia y él agarrándose fuerte de mí y mirándome con las mirada más tierna del mundo; hoy siento que estoy poco y nada. Porque descanso un poco en Adri, sí. Porque vuelvo con ganas de hablar y preocupada por boludeces y cosas importantes. Porque de algún modo, cuando Santi se desentiende de mí, yo no lo molesto, no me acerco. Pero después me reclama y ya estoy ocupada y lo miro con cara de "Sancho, ahora no. No rompas los quinotitos." Porque estos días está un poco especial. Con su mundo y sus ojos sólo para papá. Y así, antes de ir a dormir, me voy enojada pensando en todas las cosas que podríamos haber hecho pero no se dieron, no se pudieron o no notamos lo valioso del tiempo. En todas las cosas que no se me ocurrieron. Rumiando las negativas y pensando un plan para que mañana sea nuestro día especial. Pensando en si soy buena madre o no, en si me registra. En si su independencia, será el resultado de su personalidad, de nuestra crianza, el poco estar mío o vendrá del sentimiento de seguridad de que sabe que sus papás vuelven, que siempre van a estar. Uno nunca termina de saber si está haciendo las cosas bien. A veces, me pregunto si lo que hago es lo mejor posible, lo que mejor me sale. Y siempre me queda la sensación de que podría haber hecho algo más. Y son en estos momentos en los que yo me cuestiono tener otro hijo. Si siento esto con uno, cómo será con dos? Quizás sí me empieze a cerrar la idea de esperar unos años largos más. No sé. Todo esto cambia minuto a minuto. Así como cambio mi tarde de frambuesa y charla de la vida con alguien que cayó inesperadamente con su buena onda de siempre a lo que se convirtió en una noche de caos pre-dormida. Bienvenidos a la vida de padres en la que lo impredecible y lo maravilloso están en el centro de la escena las 24hs.

sábado, 14 de marzo de 2015

Ser la mamá de Santiago.-

Esta semana Sancho comenzó el jardín. Claramente, como todos ya sabíamos, tuvo cero problema en adaptarse y espera ansioso a que le habran la puerta junto con otros dos nenes iguales que él. La adaptación la está haciendo Adri, por lo cual yo juego de afuera y veo, pienso, escucho a madres, me escucho las 24 horas, lo escucho a Adri, lo veo a Santi...y lo llevo a cumpleaños (la verdadera y real pesadilla de mamá), y veo cómo se comunica, cómo se divierte, cómo socializa, cómo no para para ni un segundo. Y todo eso me llevo a pensar qué significa ser la madre de Santiago. Porque cada chico es único e irrepetible y cada madre hace lo que puede, lo que le sale; y seguramente, no es lo mismo ser la madre de Pepita que de Pepito aunque los nombres difieran sólo en una vocal. Cada uno de ellos son un universo diferente. Acá va el mío.
Ser mamá de Santiago es:
* resignar levantarme un domingo a las once de la mañana (aunque para ser realista eso también me pasa por ser la mujer de Adri).
*manejar 93cm y 15kg en la pileta cada vez que hacemos natación y la profe grita entusiasmada: "El ejercicio es con inmersión" y madre debe levantarlo, balancearlo y sumergirlo, sin berrinche si tenemos un buen día.
*acordarme la felicidad que se siente estando en el agua. Libres. Bueno, casi libres.
*saltar cordones.
*vivir con alguien lleno de alegría, que sonríe sin motivos, baila ante el más mínimo sonido de algo parecido a una canción.
*verlo correr de felicidad para abrazar a sus abuelos.
*recibir abrazos, mimos y besos.
*recibir cabezazos en la mandíbula, en la nariz.
*leer incansablemente todos los libros de Disney y no Disney.
*adivinar palabras.
*dibujar "fafas"(jirafas), "grrrrrrs"(dinos), "titas"(galletitas), "nanas"(bananas) y letras.
*pedir disculpas por su hiperactividad.
*aprender y entender que no tiene que darme culpa que sea tan movedizo, inquieto y curioso, y que en todo ese embrollo, alguien reciba un pelotazo, una mano o un berrinche. Es acompañarlo.
*aprender que esa energía es su mejor cualidad porque lo hace amoroso, curioso, feliz, libre, sin ataduras.
*deshacerme de las miradas de los demás porque piensan que no le pongo límites cuando en realidad se los vivo marcando.
*buscar explicaciones todo el tiempo.
*reírme y, al mismo tiempo, cagarlo a pedos por cómo se tratan con Lucy, nuestra perra.
*hacer cosquillas apenas me levanto.
*despertarme en medio de la madrugada con una rana que croa a mi lado.
*correr para darle todo lo posible.
*haberme aprendido todos los nombres de las princesas de Disney.
*dominar remolinos en su cabeza.
*repetir tantas veces lo mismo que hasta él termina aprendiendo la palabra.
Ser la mamá de Santiago es haberme subido a la mejor montaña rusa del mundo. Esa que nunca para, que nada la detiene y que aunque, a veces, parece que vas a caer, siempre te saca la mejor risa.

jueves, 5 de marzo de 2015

Doble comienzo: doble locura.-

Los comienzos para mí suelen ser muy esperados. Suelo ser muy entusiasta y positiva al respecto. Empiezo con pilas. No me quejo. Los años escolares son estresantes y te consumen mucha energía por lo que los primeros días llegás a casa como si te hubiese pasado un camión por encima y después para rematarla un fitito. La docencia es así. Como los chicos. Hermosa, aventurera pero consumidora enrgética. No te sirve ni el Gener Day ni el Speed.
Este año le sumamos dos factores a este nuevo año lectivo que comenzó:
1- Marido trabaja doce horas: Marido no sirve ni de trapo de piso (lo pasás y se te deshilacha).
2- El niño empieza sala de dos. Punto. No hay nada que agregar.
Descarten todo tipo de posibilidad de sufrimiento al despegue. Todo lo que lean de ahora en más no tiene nada que ver con esto. Ya lloré antes. Ponele en Diciembre. Ya hice el duelo, chicos.
Acá el key de la cuestión es que el día tiene 24 horas y los seres humanos tenemos dos brazos. Algunos dicen "si el día tuviera más horas, tampoco alcanzaría porque lo llenaríamos de cosas". No sé. A mí 4 horitas más me vendrían como anillo al dedo. Y dos brazitos anexados tipo robot ni te cuento.
Para empezar, las primeras semanas en las que no cumplía horario fijo el problema era dónde dejarlo y con quién. Una vez resuelto era llevarlo, levantarlo (hacerlo entrar en ritmo), entrar yo en ritmo, y calcular que para el mediodía lo tenía que ir a buscar. Nunca tuve tantos nervios como en esa semana. Toda la responsabilidad era mía. Y no les conté los berrinches y mi descompostura. Parace una pavada, chicos, pero cargar los 15 kilitos y hacer combinaciones de horarios, reuniones y colectivos más salir demi amada aire acondicionado fue un cachetazo a la realidad.
Después, el tiempo para trabajar. A Santiaguito le encaaaaaantan los libritos que usa mami. Qué diver!!!! a eso sumemoslé que nadie se había dado cuenta que yo había empezado a trabajar. Maridito cayó después de unos días al ver las ojeras de su mujer. Gracias a Dios que tengo un marido observador.
Y lo más divertido de tooooodo, fueron las 700 reuniones del cole de Santi (que ya los estoy amando igual). Me dieron la lista hace dos semanas. Todavía me queda más de la mitad. Menos mal que ellos sí son organizados.
Para sumar algo más al combo, la casa. Es una villita, chicos. Yo le pongo onda pero no lo logro. Factor decimo cuarto, la perra. Ya la conocerán. Un desquicio como todos los integrantes de esta casa.
Empezé desorganizada. No me quiero imaginar cuando tenga que tener el uniforme siempre listo, llevar materiales y cuando lo lleve todas las mañanas. Menos mal que por 15 días se encarga mi maridito. Creo que sino me presentarían como la Mami Cuelgue. Mínimo.

viernes, 16 de enero de 2015

Los dos.-

Apenas comenzó el año, nos embarcamos en nuestras primeras vacaciones de verano con Sancho. Era todo un desafío. Para empezar, por primera vez, iba a estar alejado de su papá (como así yo de mi maridito), 4 días. Eso fue una de mis principales barreras para ir porque Santi es muy mimoso y estaba segura de que lo iba a extrañar. Pero pusimos en la balanza, el hecho de disfrutar el mar, que su papá iba a estar los primeros dos días con nosotros y además iba a estar la abuela, que todo lo puede. El otro desafío era mantenerlo entretenido, controlado, vigilado como quieran llamarlo a este pequeño terremoto. Yo me imaginaba corriéndolo por toda la playa, quemándome los pies, con todos los flotadores rebotando. Y el último era la convivencia. Hace mucho que no vivo con mi madre y bue, no sabia cómo iba a resultar.
Les cuento que no sólo tuve esos desafíos sino que me encontré con muchos más en el camino. Y el balance fue positivo. Nos encontramos cara a cara con Santi desafiándonos para ver quién mandaba en ese territorio neutro. Sin un papá con la última palabra. Con audiencia. Y aprendimos a entendernos y comunicarnos mucho más. Me di cuenta de todo lo que es capaz de entender (más de lo que yo creía) y creo que él, desde su pequeñez, comprendió por qué me pongo firme con mis decisiones. Siento que después de estas vacaciones, nos respetamos más. Yo, sus tiempos; él, mis límites. Y también redescubrí el excelente equipo que hago con Adri. Ese entendimiento que tenemos para funcionar tan aceitados en lo que respecta a Santi (cabe aclarar) y de lo lindos que somos juntos. Con mi mamá, sólo tengo que decir: no te enfermes nunca! 
Y así, entre fiestas de fin de año, brindis, y vacaciones; faltan dos días para el cumpleaños de Santi que cumple dos años. Me acuerdo cuando lo veía en la cuna y no sabía que hacer con ese pedazito de ser humano. Hoy lo miraba dormir y pensaba en todo lo que ya hace casi sin ayuda: lavarse las manos, limpiarse la cara, elegir sus zapatillas, comer, usar la cuchara, tomar sin tetina ni sorbete. Estos dos años fueron intensos, como lo es él, tanto cuando se enoja como cuando está alegre. Él es así: euforia, alegría, audacia, descontrol, amor, impaciencia. Todo en un mismo combo. Un combo loco. Pero el más lindo de todos.